jueves, 13 de marzo de 2008

Cambio


Anoche fue el cumpleaños de mi hermanastro, y lo festejamos en casa. (Desde hace un tiempo, mamá tiene la costumbre de festejar TODOS los eventos en casa, dando por tierra con la imágen de "en casa no, Naty, no hay lugar..." que tuve de ella durante buena parte de mi infancia, y mi adolescencia de los pijama partys...muy ochentoso, lo se!).


Después del happy birthday, parti para la casa Del Campo y sali con Ms V. a tomar una Corona. Y charlamos, ja... increible lo que se puede hacer un miércoles a la noche, con "Zombie" de fondo!


El tema en cuestión giró alrededor de la pareja y sus condimentos: ¿Uno se empareja con alguien por lo que es? ¿O se junta con la idea de lo que será? ¿Puede uno realmente cambiar a alguien, y esperar que ese cambio sea real? ¿O deberiamos rendirnos, y aceptar al otro como es?


La realidad nos enseña que uno debe adaptarse para superar ciertas situaciones; no es cambiar, sino más bien mostrar una faceta diferente de uno. Pero cuando hablamos de parejas, se pone en juego la famosa cuestión de simbiosis de personalidad, tanto positiva como negativa.


Es como cuando tu pareja es tranquila y relajada y vos, que sos un acelere total, de pronto te encontras relajada y analizandolo todo. O, por el contrario, vos que siempre fuiste más bien timida y retraida, sos ahora una chispita andante, cortesia de tu chico.


Entonces, me pregunto nuevamente: ¿Hasta dónde es un esfuerzo por ceder y evitar los roces, y hasta dónde una pérdida de la identidad? ¿Hasta dónde es luchar contra la corriente?


Como bien te dije Lady V., mi lugar no es juzgar a lo que te acompaña hoy por hoy, sino más bien acompañarte y aconsejarte. Pero, una sola palabra: BEWARE.




Adios!






Campanita*

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