viernes, 14 de marzo de 2008

Take me back to the paradise city



Eso cantaba mi cabeza, entre Santa Fé y Pueyrredón, cuando subía al subte D. Increible que pensara eso...

Me acuerdo que el viejo me lo advirtió: "Vas a ver como en un tiempo no te querés ir más de acá", mientras viajabamos en taxi, con rumbo Pellegrini. Jamás le di la razón formalmente hablando, pero nobleza obliga: Pá, tenías razón.

Será que las cosas que me ataban a mi casa (ok, esto es confuso hasta para mi: mi casa es, de ahora en más, la casa en donde crecí ) ya no son tan grandes. Excepto, claro, por mi familia, que siempre va a ser algo a lo que quiera volver.

Empiezo a creer que el proceso de la endogamia a la exogamia está completo, y que más temprano que tarde, me estoy haciendo de mi propia familia; mi lugar de pertenencia, y donde hoy por hoy me hallo.

Si el alma pudiera tener GPS, diría que mi locación presente es Caballito. Mi pasado es Campana, lo cual no deja de ser mi sitio recurrente; donde me podés encontrar cuando quiero volver a las raices. Sí, eso tiene un poco más de sentido, al menos para mi.

Lo que se viene es un poco de parafernalia rutinaria: eso de correr por subtes y colectivos, persiguiendo horarios autoimpuestos... Ja, gracioso pensar que el término fuera acuñado por cierto señor ingeniero en vias a emplearme.

En fin... los dejo con mi banda de sonido de esta mañana.


Adios!



Campanita*

No hay comentarios: