miércoles, 9 de abril de 2008

Cambio y TEA

En primer lugar, quiero decir que no es rendirse.
En segundo lugar, quiero afirmar, o más aún, quiero gritar que ni de cerca me han vencido, y que a pesar de que no soy ni la primera ni ciertamente la única a la que le pasa esto, me tiene más que podrida el Departamento de Alumnos de mi facultad, y su política de castigos.
El gran Foucault en su "Vigilar y castigar" hablaba de doctrinas granhermanenses a las que Orwel hubiese abonado en su universo paralelo. Hoy la empleada que me atendió en el depto. parecía una copia pseudo perfecta de uno esos personajes.
"Tomalo con un castigo, por dejar la materia", me dijo. De qué valía explicarle que trabajo, estudio y vivo gracias a lo mucho que me rompo el alma, y que si no puedo ir a los teóricos pre escolares en horario de la siesta es justamente por eso, porque laburo.Y no, no "dejo" la materia, no tengo otra opción.
"Hacela cuando tengas el tiempo", también escuché, y a la vez imaginé que corría por el campo, tras una zanahoria ahora más inalcanzable, que tenía una banda de loser colgada de se penacho verde.
Así es que llegué a Lavalle al 2000, mientras rogaba por mi vida en un taxi con cumbia boliviana, y una Corrientes que jamás se vio más peligrosa. (Quién sea el encargado de otorgar licencias a los peones de taxi, estaba seriamente perturbado cuando le entregó una a David, mi tachero. No, no tienen alas los autos, flaco, pero por tu bien y el de tus pasajeros, ojalá que vos bajes de donde sea que estés).
Resulta que me anoto en Noviembre.
También hay charlas informativas en Agosto, de las que puedo (si quiero) participar.
La gente está entusiasmada, se ve, porque "esto se llena como en un recital, y entregamos las vacantes a los primeros que llegan. Hay gente que viene la noche anterior, y se queda haciendo la cola, asi que..." (sic).
Psicológicamente, hoy me despedí de la UBA.




Adios!






Campanita*

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